DANIEL FREIRE. EL COMPROMISO DEL SILENCIO
Por Ramon Casalé
Asociación Internacional de Críticos de Arte
Estas circunstancias aparecen reflejadas con rigor
en la pintura de Daniel Freire, que desde una óptica figurativa, que
denominaría “realismo ambiental”, nos muestra el comportamiento
de unos personajes preocupados y aburridos que se pueden encontrar en
un bar o cafetería de cualquier ciudad. Parecen estar meditando o
pensando en sus problemas, con un cigarrillo en la boca, bebiendo una
copa o simplemente reposando sus brazos en la mesa con los ojos
cerrados.
Si observamos la pintura de Daniel Freire nos evoca
escenas costumbristas e intimistas de Hooper o incluso a las
arrogantes y expresivas de Freud. El realismo de los retratos y de
los interiores se combina a la perfección con el hiperrealismo de
los bodegones, en que los objetos cotidianos –zapatos, vasos,
sombreros- son sus principales protagonistas.
Sea de un modo u otro, Daniel Freire nos aproxima a
un ambiente en que el silencio y la soledad sólo se rompen por el
ruido de las pisadas al bajar unas escaleras, por el tintineo de los
vasos al chocar o por las voces de la gente.
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